Fotografia de un bus de Villa Nueva, sobre la 6ta avenida de la zona 1 de Villa Nueva, invierno de 1988. Al fondo la iglesia.
Aunque Villa Nueva ha cambiado mucho y se ha urbanizado, aún sufre los embates del invierno. Las características geomorfológicas y la localización geográfica de Villa Nueva favorecen la recurrencia anual de problemas asociados a la acumulación y escorrentía del agua pluvial. A esto se suma la superpoblación y los drenajes que no se dan abasto.
El crecimiento rápido y sin planificación adecuada provoca que muchas colonias se construyan sin sistemas de drenaje pluvial bien diseñados. Cada vez existen menos espacios naturales —como barrancos, campos o suelos de tierra— que permitan la absorción del agua; en su lugar, todo se convierte en cemento y asfalto que solo generan escorrentía que junto a la acumulación de basura suele tapar los tragantes.
Además, al urbanizar áreas que antes eran lagunas, barrancos o zonas bajas, se eliminan los “espacios naturales” donde el agua solía acumularse de forma segura, lo que incrementa las inundaciones. A esto se suma una infraestructura de drenajes antigua y con poco manteniemiento, mientras que las lluvias son cada vez más intensas y variables, descargando en poco tiempo el agua que antes caía en varias horas o incluso días.


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